domingo, 28 de noviembre de 2010

AVENTURAS DE LAS DOS NIÑAS: 3ª Aventura "El Zorrito Jopo"

Cuenta la leyenda, que en un lugar secreto del río que cruza el bosque de los Bonsais, existe una catarata y, detrás de ella oculta por el agua que cae, hay una caverna donde todos los sábados por la noche se reúnen los animales del bosque.

Allí se decide dónde tiene que vivir cada animal del bosque, en qué charca o río se puede beber agua o bañarse, qué semillas se pueden comer en el bosque... en fin, todas las normas que regulan la vida de los animales en el bosque de los Bonsais.
Un día Carmen y Maite estaban pescando en un remanso del río cuando vieron que la corriente arrastraba río abajo un zorrito. Corrieron por la orilla detrás del zorrito y, al llegar a un puente que cruzaba el río, consiguieron rescatarlo del agua. Lo metieron en una cesta que llevaban con la merienda y al llegar a su casa lo secaron y lo pusieron al lado de la chimenea para que se calentase.
Una vez que ya estaba seco y calentito le dieron un tazón de leche con migas de pan, y el zorrito se lo tomó entero. Cuando terminó soltó un sonoro eructo y se quedó dormido. Carmen y Maite al ver lo agotado que estaba lo dejaron dormir hasta el día siguiente.
Cuando las niñas se despertaron, fueron a ver cómo estaba el zorrito y se lo encontraron olisqueando en la cocina, a ver si encontraba algo de comer. Lo cogieron y le volvieron a dar leche con miga de pan, después le preguntaron como se llamaba y el zorrito les dijo que se llamaba Jopo y que había ido con su padre a la reunión de los animales en la caverna de la catarata pero, al ir a cruzar por debajo del agua, resbaló y se cayó al río.
Carmen y Maite le dijeron que ellas lo llevarían otra vez al río para ver si entre todos conseguían encontrar la catarata secreta. Prepararon las mochilas con bocadillos y se fueron en dirección al río. El zorrito Jopo iba saltando muy contento detrás de las dos niñas
Una vez en la parte alta del río el zorrito Jopo empezó a olfatear algún rastro que le indicase el camino hacia la catarata. De pronto encontró el rastro de un lince y comenzaron a seguirlo a la carrera. Al doblar un recodo del camino se encontraron de bruces con la catarata. Vieron a todos los animales que ya estaban dispuestos para salir a buscar al zorrito y que, al verlo llegar con las dos niñas, comenzaron a saltar de alegría.
Robespierre, que así se llamaba el padre de Jopo, les dio las gracias a Carmen y a Maite y les dijo que dejaría al zorrito que fuera a verlas para jugar con ellas cada vez que quisieran.
Cuando Jopo creció también dejó a su hijo Jopito que fuera a visitar a las dos hermanas todos los días, y los demás animales les permitieron también que fueran a la reunión de los sábados todas las veces que quisieran.

Y Colorín, Colorado...

©Carmatejo



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