domingo, 21 de noviembre de 2010

AVENTURAS DE LAS DOS NIÑAS: 2ª Aventura "El Oso Buco"

El invierno estaba llegando a su fin y las flores, los árboles y las plantas empezaban a salir de su letargo invernal. Se dejaba entrever el resurgir de la primavera y en la ladera norte de la Gran Montaña Nevada había una gruta donde hibernando había pasado el crudo invierno la enorme osa Karma con su hijo el osito Buco.
Karma y Buco salieron de la gruta cuando aún quedaba nieve en la montaña y en el bosque de los Bonsáis. En seguida Karma empezó a buscar comida seguida de Buco. Todos los osos son omnívoros, eso quiere decir que comen de todo: carne, pescado, fruta, bayas, raíces,... pero lo que más les gusta de todo es la miel que hay en los panales de las abejas.
Llegaron al río y Karma pescó unos cuantos salmones. Cuando se los hubieron comido se fueron al robledal a echar una siesta, se tumbaron bajo un roble seco y se durmieron.
Estaba Buco dormido cuándo notó en la nariz un olor dulce y sabroso. Empezó a olisquear y a dejarse llevar por su nariz, pero cada vez se alejaba más y más de su madre, y llegó a un agujero que había en una roca. Metió una zarpa en el agujero y la sacó llena de una sustancia dulce y muy pegajosa, se lamió para limpiarse la mano y se dio cuenta que aquella sustancia estaba riquísima.
Volvió a meter la zarpa para sacar más miel y entonces las abejas, que no querían que nadie les quitase su alimento, empezaron a picarle por todas partes y como Buco aún no tenía la piel tan gruesa cómo su madre, sintió un gran dolor el dolor tan fuerte que producen las picaduras de las abejas.
Aturdido y asustado por las picaduras comenzó a correr alocadamente y sin darse cuenta cayó en una profunda grieta que había en el bosque de los Bonsais. Se pasó el día gruñendo y llamando a su madre, pero Karma se había ido en otra dirección buscándolo y no podía oírlo.
Cuando llegó la noche Buco siguió gruñendo y llorando. Las hermanas Carmen y Maite, que vivían en la casita del bosque, no pudieron dormir en toda la noche por culpa de los gruñidos de Buco y por la mañana decidieron ir a la grieta a ver que pasaba.
Cuando llegaron se asomaron y vieron en lo más profundo y oscuro de la grieta a Buco que todavía estaba asustado esperando que viniera su madre a buscarlo.
Las niñas, que tenían en sus dedos los anillos mágicos conseguidos en la última aventura, los juntaron y de pronto la grieta se iluminó, apareció una cuerda muy fuerte que se abrazó a Buco y lo sacó fuera.
El osito, al verse rescatado, comenzó a lamer y a besuquear a las niñas, y Carmen y Maite le dijeron que se fuera con su madre ya que estaría muy preocupada buscándolo por todo el bosque.
Buco les dio las gracias y les dijo que nunca las olvidaría, y se fue corriendo en busca de su madre.
A partir de ese día, todas las primaveras Buco cuando sale de su gruta en la montaña después de hibernar, lo primero que hace es ir a saludar a las niñas y a llevarles un tarro de miel del mejor panal de abejas que hay en el bosque de los Bonsais.

Y Colorín, Colorado...

©Carmatejo




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