sábado, 6 de noviembre de 2010

Aventuras de las dos niñas: 1ª aventura "El mapa"

Había una vez dos niñas llamadas Carmen y Maite, que vivían con sus padres en una casa muy bonita, cerca del bosque de los bonsais.
Un día que había una gran tormenta de viento y lluvia, estaban las dos niñas jugando en su casita de madera, cuando de pronto, el viento rompió una ventana de cristal.
Cuando estaban intentando cerrar el postigo de madera, por la ventana rota entró arrastrado por el viento un pergamino arrugado y amarillento. Carmen, que era la única de las dos niñas que sabía leer, cogió el papel y lo leyó en voz alta para que su hermana también supiera lo que decía.
El pergamino era un mapa y tenía escrito lo siguiente:

“Si me encuentras y me lees seré de tu propiedad.
Si me descifras un tesoro buscarás.
Cuándo lo encuentres será fenomenal,
todo lo que sueñes se hará realidad.
A partir de ese momento me dejarás en libertad
para que el viento me lleve
y a otros niños pueda alegrar”.

Además el mapa también tenía dibujados, un río, una montaña, tres cuevas, una pluma azul, un sombrero, una herradura, un árbol, y al final dos anillos unidos por un lazo.
Cuando Carmen terminó de leer el mapa, le dijo a Maite:
-Creo que después de haber leído este mapa, lo primero que debemos hacer es buscar el río que nos lleve a la montaña.
¡De acuerdo! - dijo Maite- vamos a preparar las mochilas con algo de comida y agua, y nos pondremos en camino cuando se haga de día.
En cuanto amaneció les dijeron a sus padres que se iban de excursión, se pusieron cada una un sombrero y empezaron a caminar por el bosque de los bonsais.
Cuando llevaban un rato andando encontraron un río y comenzaron a caminar por la orilla en dirección a las montañas.
Llegaron a las montañas, pero como estaban muy cansadas, se pusieron a comer un bocadillo y a descansar un rato.
Mientras estaban sentadas descansando vieron volar a un águila de color azul y, mientras volaba, se le cayó una pluma que rápidamente cogieron las niñas, dándose cuenta que era idéntica a la del mapa. La pusieron en el sombrero que llevaba Carmen en la cabeza y buscaron las tres cuevas.
Fue Maite la que descubrió las cuevas al pie de las montañas, y las dos niñas se dirigieron hacia ellas. Entraron en la primera y no pasó nada, entraron en la segunda y tampoco pasó nada, pero al entrar en la tercera, la pluma que llevaba Carmen en el sombrero comenzó a moverse y entonces se dieron cuenta que esa cueva era la única que tenía una salida por detrás ya que el viento que entraba por un lado movía la pluma al salir por el otro.
Cuando llegaron a la otra salida vieron un caballo blanco que las estaba esperando y se dieron cuenta que era la pista de la herradura. Se montaron en él y el caballo emprendió un veloz galope hasta llevarlas junto al árbol que estaba en medio de un precioso valle. Desmontaron y vieron al lado del tronco los dos anillos, los cogieron y se los pusieron uno cada una.
En ese momento se dieron cuenta que estaban muy cansadas y desearon estar en la cama de su habitación. Y sin saber cómo, de pronto se encontraron en casa con sus padres; comprendieron que los anillos eran mágicos y que desde ese momento podrían conseguir todo lo que deseasen.
Carmen se acordó de que una vez conseguido el tesoro tenían que dejar libre el pergamino con el mapa. Entonces subió con Maite a la azotea y lo lanzó al viento, el mapa dio un par de vueltas por encima de sus cabezas y poco a poco se perdió en la lejanía. Las dos niñas decidieron entonces que sólo utilizarían la magia de los anillos para hacer el bien a todo el mundo, y sólo en cosas buenas.

Y Colorín, Colorado ...


©Carmatejo


Nota: Se permite la reproducción sin ánimo de lucro y mencionando la procedencia

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